viernes, 6 de mayo de 2011

Rey, sin trono

[El artículo aparece publicado como archivo de imagen.]




[De principio a fin hay una hostilidad que el lector, normalmente servil por la tradición en que creció, tenderá a compartir. ¿En qué sentido es el señor Uribe "rey"? ¿Qué delito hay en ser paisa o finquero? Sólo la descalificación que termina siendo halagadora para el lector. ¿Cómo que iba a mandar por "simpre"? ¿No es brutalmente calumnioso decir que controlaba lo de las notarías?

És es el tono del antiuribismo, los recursos más ordinarios de la propaganda. Como unos discípulos de Goebbels ejerciendo en la selva y dirigiéndose a un público primitivo y primario. Al final termina con el previsible "pobrecito", que sigue a la descalificación de las opiniones del ex presidente "per se". ¿Quién insulta?

Lo más despreciable es que esta periodista tenía otra disposición cuando Uribe era presidente, señal clarísima de que las lealtades del empresario que le paga cambian según la orientación del gobierno. Espantosas pasiones incentivadas que encuentran público en Colombia por lo que halagan el resentimiento y la envidia, tal como la publicidad de automóviles usa muchachas escotadas: el producto que se vende con esta repugnante industria del odio es el proyecto de un gobierno que sigue los peores vicios clientelistas que hundieron al país en las décadas anteriores y que necesita crear un villano al cual perseguir para legitimar el despojo.]

3 comentarios:

  1. Además de estar mal escrita, la columna de la periodista-periodista, es fácilmente controvertible. Basta ver la afirmación, de que Uribe sabía todo lo que se movía, hasta en las "notarias mas lejanas", para ver que es el odio y no el sentido común lo que alimenta su pobre pluma.

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  2. Allí se demuestra claramente lo q es un mal periodista, porque un periodista debe ser ecuánime ante la noticia, no tomarselo a motuo propio, quien sabe q le negó Uribe a esta señora.

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  3. Ramiroski73: no creo que esa periodista odie a Uribe, sólo busca complacer a quien la contrata y le paga. Pocos asalariados dependen tanto de sus jefes como los periodistas, los empleos de ese nivel se cuentan con los dedos y los aspirantes son miles. El sesgo es sólo afán de asegurarse el puesto.

    Vicky: los políticos nunca le niegan nada a periodistas tan influyentes, siempre son obsequiosos y hasta serviles. La violencia de su retórica contra Uribe proviene de su interés de destacar en el medio y complacer al poder político, para el que trabaja actualmente su empresa.

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