miércoles, 18 de mayo de 2011
¿Lesa humanidad para la impunidad?
martes, 17 de mayo de 2011
viernes, 13 de mayo de 2011
Cuidado
El negacionismo embrutecedor
El mayordomo de los superpoderosos
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Nadie de los que frecuentaron a aquel rebelde estudiante de Derecho en la Universidad de Medellín, Álvaro Uribe Vélez (Medellín, 1952), enamoradizo y pendenciero, incontrolable y agresivo en el trago, buen representante del espíritu paisapara los negocios, intuyó que un día sería el político más popular de Colombia. Dos veces presidente por carisma personal, sin el apoyo de una estructura partidista seria, aunque aupado por la oligarquía antioqueña, que coincidió con la de Bogotá en la necesidad de encontrar a alguien que aplicara mano dura en el orden público y liberalismo ilimitado para sus negocios.
Su vinculación con los poderosos nació durante su gestión como gobernador de Antioquia. El sociólogo y escritor Alfredo Molano le conoció allí cuando ejercía como gestor de paz. "Tuve una reunión con él y con otros personajes. El que manejaba todo era Fabio Rico, el magnate del azúcar; él le dictaba las medidas Lo que tiene Uribe es que es una especie de mayordomo de los superpoderosos; interpreta muy bien su lógica y los ha sabido utilizar para su ambición política y para su fortuna económica".
En 1982, la familia Uribe compra en Córdoba (la zona más importante del paramilitarismo) una finca de más de 2.000 hectáreas, El Ubérrimo. El padre, Alberto Uribe Sierra, asesinado por la guerrilla durante un intento de secuestro, se dedicaba a la compra y venta de fincas, y es íntimo amigo de Fabio Ochoa, patriarca de una de las primeras familias de narcos, cuyos hijos fueron extraditados a EEUU. Uribe siempre ha sostenido que sus vinculaciones con gente tan dudosa tuvieron su origen en la afición por los caballos. Él mismo es un buen jinete y su número preferido es el trote con montura de paso sosteniendo una taza llena de café sin que se derrame una gota. Así alterna su tiempo entre una frenética actividad política todos le reconocen una gran capacidad de trabajo con la vida de terrateniente.
Los próximos días serán decisivos para que Uribe, retorciéndole una vez más el pescuezo a la Constitución y las leyes colombianas, se promueva para un tercer mandato, que tendría ganado de antemano ante la desunión de la oposición política. Frío y habilidoso, suele faltar a su palabra cuando lo considera necesario. Un importante político que visitó a Chávez en medio de la crisis de las bases estadounidenses, subraya que el mayor reproche que le hace a Uribe el mandatario venezolano es el de ser un mentiroso. En esto coincide Antonio Caballero, el periodista más influyente de Colombia: "Miente como respira. Casi todos los políticos mienten, pero éste lo hace de una manera casi patológica".
Empezó a mentir casi al comienzo de su primer mandato, cuando aseguró que no se prestaría a una reelección. Tras un montaje turbio de compra de votos, que tiene en la cárcel a dos parlamentarios por cohecho, abrió la posibilidad para un segundo mandato, que ganó en las urnas frente a Carlos Gaviria, quien, sin embargo, obtuvo la mayor votación de la izquierda en la historia colombiana.
Perpetuarse en el poder
Ante las críticas generalizadas por sus maniobras, Uribe acude a su popularidad en las encuestas, que no ha bajado nunca del 50%, especialmente entre las clases bajas, y habla del "estado de opinión" por encima de las formas democráticas. "Es un populista", afirma Caballero. "Mediante los consejos comunales (concejos abiertos donde amonesta públicamente a sus ministros y reparte cheques y ayudas) abrió paso a esa idea del estado de opinión, que es una preparación para un posible autogolpe de Estado. Si no le va bien con las normas vigentes, buscaría fórmulas para perpetuarse en el poder con apariencias de legalidad o sin ellas. A lo Fujimori".
La clave de la ascensión de Uribe está en su programa de dureza para acabar con la guerrilla. Las FARC y el ELN han sembrado el odio y la inseguridad en los campos de Colombia, fomentando un deseo de "tranquilidad" que el presidente y los medios, casi todos afines a él, han sabido vender. Ésta fue una de las claves de su primera elección en 2002, cuando partía desde niveles muy bajos de conocimiento popular y las dos TV privadas, Caracol y RCN, se coligaron para apoyarlo y ridiculizar a su adversario, el veterano liberal Serpa. Cuando la victoria era dudosa y se presumía que perdería si hacía falta una segunda vuelta, dos falsos atentados montados por los servicios secretos (el tenebroso DAS) elevaron la popularidad de Uribe el 10% que necesitaba.
Dice Caballero: "Éste es un país muy de derechas. Está muy difundido algo parecido a lo que en España se llamaba franquismo sociológico y, mientras la izquierda armada ejerce un militarismo muy facha, la reacción ha sido siempre partidaria de las soluciones de fuerza".
Los símiles con la derecha española más reaccionaria pueden establecerse entre Uribe y Aznar como siervos voluntarios del imperio estadounidense. Los dos trataron de engrandecer su corta estatura del bracete de Bush: no en vano Colombia fue el único país de Latinoamérica en apoyar la invasión de Irak. En toda su trayectoria, Uribe ha privilegiado la sumisión a EEUU a las buenas relaciones con sus vecinos, a los que siempre ha desdeñado. Cuando pensó que los nuevos vientos que anunciaba Obama le iban a apartar del favor de la primera potencia, se apresuró a ofrecer el territorio de Colombia para sustituir a la base de Manta en Ecuador, cuyo cierre anunció Rafael Correa. La secuencia no pudo ser más grotesca: mientras el Pentágono se fijó en tres puntos de Colombia para establecer su fuerza, Uribe ofreció dos más y luego otras dos zonas navales ¡hasta siete bases!, ante el estupor de casi toda Latinoamérica.
El flanco más débil de Uribe reside en las zonas del paramilitarismo y el narcotráfico que ensangrentan Colombia desde hace decenios. Nada se le ha podido probar en este orden, pero nadie duda de su proximidad y parentesco con gente peligrosa. Su primo, Mario Uribe, que le hizo de escudero en su ascenso a la Presidencia, está procesado por sus vínculos con los paras, como la totalidad de su movimiento Colombia Democrática. Las amistades peligrosas de Alvaro Uribe han sido abundantes. Como muchas de sus actuaciones. Una de las más sonadas fue el homenaje de "desagravio" al general Rito Alejo del Río, procesado por espantosas masacres. Para el abogado Iván Cepeda, dirigente de la Asociación de Víctimas de Crímenes de Estado: "Uribe está implicado en un conjunto de hechos sin esclarecer, mientras varios de los que se ofrecieron como testigos están siendo asesinados y los dirigentes más importantes del paramilitarismo fueron extraditados a EEUU para que no hablaran aquí".
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Uribe consigue en Colombia lo que echó a Zelaya de Honduras
PÚBLICO.ES Londres 20/08/2009 08:02 Actualizado: 20/08/2009 22:00
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El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, ha logrado a la primera lo que tanto Evo Morales, Hugo Chávez y el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, intentaron en su momento sin tanto éxito, sobre todo el último.
El Senado colombiano aprobó este jueves la convocatoria de un referéndum en el que se vote si Uribe puede volver a ser elegido o no para un tercer mandato.
El proceso no está terminado. La Cámara de Representantes debería aprobarlo primero para convertir esta propuesta en ley y después los colombianos deberán decidir en las urnas si se modifica o no la Constitución.
Uribe no ha encontrado ni mucho menos la oposición que tuvo Zelaya. El Partido Liberal y el Polo Democrático de izquierdas se retiraron de la sala en señal de protesta por lo que se llama reelección pero que tal y como se calificó en el caso de los otros presidentes no es más que un intento de perpetuarse en el poder.
Acoso y derribo a Zelaya
El caso es distinto al de Honduras por varios motivos. La campaña contra el hondureño venía de lejos. La oligarquía del país no vio con buenos ojos el flirteo de Zelaya, de familia adinerada, con Venezuela, Ecuador y Bolivia. Honduras fue recibido con los brazos abiertos en la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA) y se empezó a beneficiar de lo que ello suponía. Un buen ejemplo es que podría rebir petróleo de Venezuela con unas condiciones perfectas: pago a 25 años vista y un interés del 1%.
Zelaya intentó después preguntar al pueblo sobre la posibilidad de optar a una reelección y presentó en el Parlamento la propuesta de la denominada cuarta urna. La iniciativa pretendía que en las próximas elecciones los hondureños decidieran modificar la Constitución con este propósito. Y esto colmó el vaso de la paciencia de la derecha. El 25 de marzo, el Ministerio Público le dijo a Zelaya que se olvidara de la consulta. Poco después, en mayo, el golpista Micheletti, ex presidente del Parlamento y presidente de facto predicó a los cuatro vientos mientras Zelaya estaba reunido con el ALBA que estaba recibiendo amenazas de muerte del Gobierno.
Los acontecimientos se desarrollaron según lo previsto y el 29 de junio los militares tomaban el mando del país, Micheletti se autoerigía presidente y deportaban a Zelaya.
El apoyo con matices de EEUU
EEUU reaccionó en un principio como toda la comunidad internacional. Criticó el golpe e instó a Micheletti a que dejara volver a Zelaya. Pero misteriosamente y tras varias reuniones con la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, la Casa Blanca suavizó el tono. Obama ahora quiere que vuelva Zelaya pero que convoque elecciones. Su permanencia puede que signifique demasiados gobiernos de izquierdas en América Latina.
Entre tanto, Uribe, que no se había pronunciado, se reunió en secreto con enviados de Micheletti en Bogotá y poco después aceptó la instalación de siete bases militares estadounidenses que reportarían, según él, gran beneficio a Colombia. Los países de América Latina asistieron consternados a la táctica estadounidense y no han terminado de comprender ni por Uribe ni por Clinton lo que significa este desembarco en Colombia.
Con los aliados bien dispuestos, Uribe consigue el apoyo del Senado para la reforma Constitucional y ahora tocará hablar a los ciudadanos. Según la oposición, "se lacera la Constitución" y se niegan a "participar en su masacre".
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Uribe deja a Colombia con 32.000 desaparecidos
ANTONIO ALBIÑANA 07/08/2010 08:10 Actualizado: 07/08/2010 16:32
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Los fantasmas de más de 32.000 desaparecidos perseguirán a partir de hoy a Álvaro Uribe, quien se refugiará en la soledad de un apartamento-búnker en un complejo policial de alta seguridad para preparar la estrategia de su defensa ante la tormenta judicial que se le viene encima en cuanto legue la presidencia colombiana a Juan Manuel Santos.
Lo que en Colombia llaman laschuzadas el espionaje ilegal de jueces, diputados y defensores de derechos humanos por el que están en prisión ex responsables de los servicios secretos (DAS) empezó a quemar a Uribe esta misma semana, cuando varios de los principales procesados admitieron que siguieron órdenes directas de la Presidencia, incluso cuando amenazaron de muerte a opositores. El proceso contra el DAS tiene entre rejas a su primer director, Jorge Noguera, nombrado directamente por Uribe, bajo cuyo mandato los servicios secretos facilitaron a los paramilitares datos sobre líderes sociales y sindicales que después fueron asesinados.
Pero lo más grave es que Uribe se despide de la Presidencia cuando la Fiscalía General de la Nación acaba de emprender un censo nacional sobre cadáveres enterrados como "NN" (sin nombre) a lo largo de todo el país, con el fin de cruzarlos con los 32.348 desaparecidos que tiene registrados la Unidad de Justicia y Paz. Una cifra superior a la suma de los desaparecidos en todas las dictaduras de América Latina. Gran parte de estos muertos sin nombre ya han sido confesados como víctimas de masacres por los jefes paramilitares que se han acogido a sentencias benignas (no más de ocho años de cárcel) por confesar sus acciones.
Al menos 1.700 de las víctimas son "falsos positivos": jóvenes asesinados y presentados luego como guerrilleros muertos en combate. Ayer mismo, el fiscal de la región de Nariño ordenó la detención de 24 militares del Batallón Boyacá por matar a 20 personas entre 2007 y 2009 indigentes y campesinos para hacerlos pasar por guerrilleros muertos en combate. Uno de ellos era un discapacitado que no podía mover los brazos y que fue presentado junto a un fusil.
En muchos de los casos que la fiscalía indaga como "NN", los cuerpos de las víctimas eran enterrados en cementerios clandestinos próximos a cuarteles. Como en La Macarena, cercana a una guarnición de élite del ejército en la región del Meta, donde hay una fosa con unos 2.000 cadáveres sin identificar. La presidenta de la Asamblea Nacional de Venezuela, Cilia Flores, acusa a Uribe de montar una escalada de tensión con su país, "como estrategia para tratar de tapar el genocidio de La Macarena".
Mandato bajo sospecha
Tras un segundo mandato, iniciado en 2006 gracias a una reforma constitucional, Uribe intentó por todos los medios poder ser reelegido de nuevo gracias a un referéndum que volviera a retorcer la Constitución. Pero el Supremo bloqueó su maniobra, y los promotores de la consulta están confesando que la operación fue promovida mediante una financiación fraudulenta a cargo de contratistas del Estado. Incluso la autorización para el segundo mandato que termina hoy, obtenida con una votación parlamentaria in extremis, podría ser declarada ilegal (por haber sido comprados los votos que hicieron posible la reelección en 2006) según la investigación que está a punto de culminar la fiscalía.
Aunque Uribe se despide con una alta popularidad, obtenida con una mezcla de populismo, asistencia social e identificación con una Colombia profunda a la que prometió el final de una guerra que dura ya más de 50 años, los resultados reales de su gestión no pueden ser más negativos. Al inicio de su presidencia, en 2002, Colombia era el cuarto país más desigual de América; hoy es el primero. El Gobierno reconoce que un 46 % de la población está en la pobreza, el 65 % entre los campesinos. Según la CEPAL la cifra podría elevarse al 71 % si se suman los pobres y a los que están en riesgo de serlo.
Millones de desplazados
El colombiano que durante más tiempo ha gobernado el país deja el Palacio de Nariño con el 60% de la población en paro o en la economía sumergida. Más de tres millones de personas son desplazadas: los paramilitares y los caciques regionales, que han apoyado incondicionalmente al uribismo, les han arrebatado más de cinco millones de hectáreas de tierras.
El relato con el que Uribe llegó al poder fue el de la "seguridad democrática": acabar por la fuerza con la guerrilla de las FARC, un empeño en el que fracasó su antecesor Pastrana. Para su reelección agregó la "confianza inversionista" y la "cohesión social". Dice el escritor y periodista Antonio Caballero: "Inseguridad, desconfianza y polarización son el legado que dejan ocho años de tramposos, corruptos y brutales gobiernos de Uribe".
miércoles, 11 de mayo de 2011
Los dichos de Uribe
No viene nadie a apagarlos
lunes, 9 de mayo de 2011
Hijos de Uribe hicieron negocios con ‘para’ de Guachaca: ‘Canoso’
Representante investigador del ex presidente Uribe se aparta del caso
La decisión se conoció a la una de la tarde de hoy miércoles. El representante a la Cámara Alfredo Bocanegra, quien coordina la investigación en la Comisión de Acusación contra el ex presidente Álvaro Uribe, anunció que se declara impedido para continuar con la indagación al ex mandatario.
En el texto en el que acepta la recusación, Bocanegra aduce razones jurídicas y de su origen político: "Seguir siendo el coordinador de la investigación de las 'chuzadas' (...) Implica para mí, por el querer del apoderado del investigado, convertirme en un mutilado mental y en su secuestrado verbal", dice Bocanegra.
"No me voy a prestar para que el presidente Uribe pueda morir de viejo, como 'Tirofijo', sin que se le sancione", enfatizó.
La célula legislativa abrió una investigación preliminar contra el ex presidente por su supuesta responsabilidad en el escándalo de las 'chuzadas'.
Uribe le pidió a Bocanegra que se separara del proceso debido a las declaraciones que ha dado el congresista conservador a los medios de comunicación en las que se ha referido a la investigación.
Bocanegra le dijo a la prensa que no será para Uribe "el Heyne Mogollón que encontró Samper", y que "para un paisa berraco, aquí hay un tolimense más berraco".
Bocanegra arremete contra abogado de Uribe
Bocanegra dijo que Jaime Lombana, el abogado del ex presidente Uribe, pretende callar en los medios su cercanía con el grupo Nule.
"La recusación no es jurídica, es política, malsana, malintencionada de un personaje que considero de 4 en conducta, como en la novela del doctor Jaime Sanín. Alguien que pretende distraer todo el asedio de los medios respecto a sus relaciones con el grupo Nule", dijo Bocanegra sobre Lombana.
El legislador agregó que acaba de concluir una investigación sobre el grupo Nule "en la cual se compromete mucho la omisión y la acción del gobierno pasado, del ministro de Minas anterior, el doctor (Luis Ernesto) Mejía, respeto a la adquisición de la empresa Enertolima, de la cual yo soy representante en mi región".
"El 49 por ciento de los propietarios de esas acciones (de Enertolima) eran los Nule, entonces cada vez que voy a hablar del gobierno del ex presidente Uribe, de algún ministro o de alguna actuación, inmediatamente me viene una recusación. Prefiero recuperar mi independencia crítica en el Congreso para adelantar los grandes debates de control político, a quedarme callado sobre el pretexto de que soy el investigador de una de las tantas causas que se adelantan en contra del doctor Uribe", dijo.
Ahora la Comisión de Acusacion en pleno tendrá que votar y decidir si acoge el impedimento o no. El parlamentario se referió también a versiones que han circulado sobre presuntas amenazas en su contra. Sobre ellas, el investigador negó que hayan existido.
[Todo lo dicho por el tipo es una clara declaración de su intento de prevaricar, como sucedió con la ex directora del DAS y Jaime Arrubla, que ¡aparte de ser la supuesta víctima también es su juez!]
REDACCIÓN POLÍTICA
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La cortina
domingo, 8 de mayo de 2011
El desánimo nacional
El informe de mayo de la encuesta bimestral de Gallup cayó como un baldado de agua fría. Después del ánimo que caracterizaba al país en los primeros meses de mandato de Juan Manuel Santos, el estudio marcó una aguda caída en el porcentaje de colombianos que piensan que las cosas están mejorando (pasó de 41 por ciento a fines de febrero, a 27 hoy) y una subida significativa de quienes creen que está empeorando (de 39 a 54 por ciento en el mismo período). Como lógica consecuencia, el Presidente pagó parte de la cuenta: su imagen favorable cayó de 72 por ciento hace dos meses, a 66 ahora.
¿Las razones? Sin duda, el desastre invernal y la tardanza en la llegada de la ayuda han pesado. Las preguntas relacionadas con el estado de las carreteras o el medio ambiente registraron una mala calificación para las autoridades. Pero también, y mucho, pesó la interminable secuencia de escándalos de corrupción y el hecho de que quedó claro que este problema no está circunscrito a uno sino a muchísimos casos. La sensación de que, en este frente, las cosas están empeorando se acentuó: en octubre, 46 por ciento de los encuestados del Gallup Poll lo pensaba; ahora lo cree el 70.
Pero, en rigor, si el Gobierno y los organismos judiciales son capaces de denunciar las graves irregularidades en salud, contratación de obras, agro, funcionarios que piden plata y otros muchos, y de sancionar disciplinaria o incluso penalmente a los responsables, como los colombianos lo están viendo, esto debería llevar a la opinión a concluir lo contrario: que las autoridades están combatiendo la corrupción y que eso es bueno.
El problema es que para sancionar, primero hay que destapar. Y como la serie de destapes lleva varios meses, el impacto por la gravedad de lo descubierto supera en mucho la sensación de que la actuación de las autoridades no solo sirve para castigar a los culpables, sino para prevenir la repetición de los mismos hechos. Desconcertados ante lo que ha quedado en evidencia, los colombianos no están por ahora en capacidad de ilusionarse con que la guerra contra la corrupción logrará prevenir irregularidades y delitos similares en el futuro.
Que años después del proceso 8.000, que llevó a decenas de congresistas a la cárcel, otras decenas de parlamentarios hayan ido tras las rejas por cuenta de la 'parapolítica' produce ese escepticismo. La conclusión obvia es que muchos políticos no aprendieron la lección. El Congreso y los partidos también pagan parte de la cuenta. La encuesta revela que la opinión desfavorable del parlamento creció de 44 por ciento en septiembre, a 54 ahora. A los partidos políticos les va peor: en el mismo período, ese indicador negativo pasó de 47 a 66 por ciento.
Si esto sigue así, el caldo de cultivo para una aventura populista tipo Fujimori o tipo Chávez estará listo cuando arranque la campaña presidencial del 2014. Consciente de la gravedad del momento, el presidente Santos ha hecho una apuesta interesante. En vez de mantenerse como observador impávido de la serie de destapes y de dejar el protagonismo a los jefes de los organismos de control, ha querido liderar la campaña. Así lo demostró en el caso de la red de negociados en el sistema de salud. Y varios de sus ministros, como el de Defensa, Rodrigo Rivera, cuando denunció el viernes los delicados hallazgos en el Club Militar, apuntan en la misma dirección.
Eso no quiere decir que la estrategia vaya a funcionar. Pero es la correcta. Primero, porque es muy bueno que, en un país presidencialista, el propio Jefe del Estado lidere esta guerra. Y segundo, porque eso les da la oportunidad, a él y a los jefes de los organismos judiciales, de hacer pedagogía en el sentido de que el destape, por duro que resulte, debe servir algún día para reducir de modo significativo la corrupción.
viernes, 6 de mayo de 2011
Rey, sin trono
És es el tono del antiuribismo, los recursos más ordinarios de la propaganda. Como unos discípulos de Goebbels ejerciendo en la selva y dirigiéndose a un público primitivo y primario. Al final termina con el previsible "pobrecito", que sigue a la descalificación de las opiniones del ex presidente "per se". ¿Quién insulta?